Ya nuestros alumnos nos empiezan a preguntar por la bacteria Xylella fastidiosa y si ataca solo al olivo, aquí os pongo un resumen muy bueno de rtve.es y un archivo muy interesante.
Le llaman el «ébola del olivo», aunque este término no gusta a quienes creen que se está abordando el problema con excesivo alarmismo. En realidad, Xylella fastidiosa no solo se ceba con los olivos, sino que es una bacteria que afecta a más de 300 especies vegetales.
Se dio a conocer hace más de 125 años en California, pero llegó por primera vez a Europa en 2013, concretamente a Apulia. En dos años, se llevó por delante más de un millón de olivos en esta región del sur de Italia.
En comunidades autónomas como Andalucía, donde el sector olivarero representa uno de los puntales de su economía -se calcula que solo en Jaén hay más de 60 millones de olivos-, miran con pavor hacia esta bacteria. También en la Comunidad Valenciana, donde los árboles cítricos serían el equivalente al olivo andaluz. No es para menos. Miles de millones de euros están en juego.
Sin embargo, los representantes de los agricultores de ambas comunidades llaman a la calma a la hora de abordar esta situación. «Es un problema importante, pero hay que afrontarlo con sensatez», manifiesta Juan Luis Ávila, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Jaén. «Hay alarma en el sector porque desde los medios de comunicación se están lanzando mensajes alarmistas que muchas veces no se corresponden con la realidad».
En la Comunidad Valenciana, donde se han localizado los primeros casos de la Península Ibérica, la inquietud es más palpable. «En el campo valenciano se han disparado todas las alarmas. Los agricultores valencianos estamos extremadamente preocupados por la llegada de la Xylella, ya que se trata de una de las enfermedades más devastadoras de la agricultura mundial», explica Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA).
Repasamos algunas de las preguntas más importantes que suscita esta enfermedad vegetal.
¿Qué es la Xylella fastidiosa?
Descrita por primera vez en California en 1892, se trata de una bacteria que puede afectar a más de 300 tipos de árboles y plantas, entre los que se encuentran los olivos. Es capaz de dañar gravemente a otros cultivos de especial importancia para el sector agrario español, como cítricos, vid, melocotoneros o almendros.
¿Cuáles son sus efectos?
Esta bacteria provoca un rápido y progresivo decaimiento de la planta. Básicamente, tapona sus vasos e impide la circulación de la savia. En los casos más graves, las hojas y las ramas se secan, culminando el proceso con la muerte de la planta.
En muchas de las especies hospedantes, la infección es asintomática durante mucho tiempo, lo que dificulta su detección.
¿Qué tratamiento existe?
Hasta el momento no se conoce ninguna cura para esta enfermedad.
¿Se ha detectado en España?
La Xylella fastidiosa ha entrado en España por las Baleares. Se cree que tuvo tres focos diferentes. El primer caso se detectó en octubre de 2016 en Mallorca, la isla más afectada, donde ya ha acabado con el 70% del cultivo de almendros. A finales del pasado junio, se certificó el pimer caso de la Península Ibérica, en la provincia de Alicante, donde en julio se contabilizó un segundo foco.
Lo más probable es que la vía de entrada en nuestro país hayan sido cargamentos de plantas ornamentales, procedentes de países americanos como Costa Rica.
¿Cuáles son sus principales vectores de transmisión?
El principal vector de transmisión son los insectos. Xylella fastidiosa es transmitida por varios géneros de cicadélidos, que contraen la bacteria al alimentarse del xilema y lo transmiten de la misma manera.
¿Peligran los cultivos?
Para Juan Luis Ávila, en el caso del cultivo de olivos en Jaén, cuentan con «una serie de factores favorables que limitan la expansión de la bacteria, comparado con Apulia u otras zonas costeras». «El gradiente de temperaturas en el interior andaluz con respecto a las zonas cercanas al mar es mucho mayor. Más altas en verano y más bajas en invierno, lo que limita los vectores de transmisión».
Asimismo, cree que el regadío es otro factor importante que juega a favor de los cultivos. «Los árboles están mucho más cuidados que por ejemplo los de Apulia, lo que también limita la acción de los insectos».
«No hay que caer en el alarmismo», expresa Rafael Olvera, director general de Producción Agrícola y Ganadera de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía. «En Andalucía ya venimos trabajando para evitar la llegada de Xylella desde 2014 y ya reforzamos dichas medidas ante la detección de Baleares».
Cristóbal Aguado habla de bacteria potencialmente catastrófica para el campo valenciano: «los precedentes que existen en otros lugares del mundo indican que la Xylella es una amenaza capital para la agricultura valenciana y española«. «Estamos hablando de una enfermedad que puede provocar millones de euros en pérdidas económicas, la destrucción de miles de puestos de trabajo y un deterioro paisajístico de proporciones catastróficas», no duda en afirmar.
¿Qué medidas preventivas se están tomando?
Las principales medidas preventivas que se han adoptado en España han sido controles en puertos y aeropuertos para vigilar la entrada de especies vegetales potencialmente hospedantes de la bacteria o de insectos vectores.
El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ha pedido que se lleven a cabo buenas prácticas agrarias sobre la fertilización, el riego, la poda y gestión de restos de poda, así como sobre los vectores.
MAPAMA recuerda que es fundamental comunicar inmediatamente a las autoridades de su comunidad autónoma en materia de Sanidad Vegetal cualquier sospecha de presencia de la bacteria.
La Unión Europea exige además a todos los proveedores de plantas potencialmente hospedantes de la bacteria un pasaporte fitosanitario de cada planta que certifique su situación, y a quienes comercien con ellas que estén registradas a través del Servicio de Sanidad Vegetal de su comunidad autónoma.
«Los agricultores deben vigilar concienzudamente la presencia de síntomas en sus cultivos y, ante cualquier sospecha, avisar a las autoridades competentes para que realicen las pruebas de determinación de presencia de la bacteria», afirma en este sentido Cristóbal Aguado.
¿Es importante la detección precoz?
Como en toda enfermedad, los expertos insisten en la importancia de abordarla desde los estadios iniciales para tratar de atajar su expansión.
«La Consejería de Agricultura trabaja desde hace tres años para prevenir la entrada de la Xylella fastidiosa y con el fin de poder reaccionar de la forma más eficaz posible en caso de su aparición», dice Rafael Olivera en este sentido. «En cuanto a actuaciones concretas, hemos activado un teléfono de avisos (955 059 898) y una cuenta de correo electrónico (info.xylella@juntadeandalucia.es) dada la importancia de alertar con inmediatez ante cualquier sospecha, y vamos a reforzar también el equipamiento de algunos de nuestros centros investigadores de referencia».
Asimismo, explica que se va a aumentar el personal dedicado a garantizar la sanidad vegetal de los cultivos andaluces y que han aumentado la vigilancia en viveros.
Cristóbal Aguado afirma que «los tratamientos pueden contribuir a controlar los vectores y a reducir los síntomas de la enfermedad, pero en ningún caso eliminan el patógeno de los cultivos afectados. Por ello, de momento la lucha contra la Xylella pasa necesariamente por la detección precoz de la enfermedad para su rápida erradicación».
¿Cuál es el protocolo una vez detectada la Xylella fastidiosa?
La Unión Europea ha implantado un protocolo de erradicación que obliga a arrancar los árboles afectados y los de 100 metros alrededor. Además, prohíbe replantarlos.
¿Están todos de acuerdo con este protocolo?
Si bien desde las diferentes administraciones defienden su eficacia, buena parte de los agricultores creen que esta medida en la práctica es inviable una vez expandida la enfermedad.
«El protocolo de erradicación contemplado en la normativa fitosanitaria europea está redactado en base a informes de expertos que han analizado debidamente la situación en Europa, así como todo el conocimiento científico que existe sobre Xylella«, asegura Rafael Olvera. «No son, por tanto, medidas arbitrarias o caprichosas. Si de verdad queremos frenar la enfermedad es imprescindible trabajar con el objetivo de erradicación y la aplicación de esas medidas«, añade.
Sin embargo, Juan Luis Ávila, de COAG-Jaén, califica este procedimiento impuesto por la normativa comunitaria como «muy radical» y aboga por «un protocolo de erradicación de vectores de transmisión proporcional al protocolo de erradicación de cultivos».
Por su parte, Cristóbal Aguado, matiza que la dinámica de erradicación de los árboles «plantea serios inconvenientes». «Por un lado, la compensación económica a los agricultores y, por otro, la incertidumbre de si estamos ante un caso reciente y relativamente aislado de entrada de Xylella o si, como ha ocurrido en Italia y en las islas Baleares, el problema es tan extenso que ya no es posible erradicar y hay que pasar a una estrategia de contención«.
«La Generalitat Valenciana debería hacer un esfuerzo titánico en analizar miles de parcelas para obtener rápidamente la información suficiente para confirmar que estamos ante casos aislados o, por el contrario, la Xylella pudiera estar muy diseminada», prosigue. «Esta información es básica para continuar con el protocolo de erradicación (con el gran coste económico, paisajístico y ambiental que acarrea) o, en su caso, pasar pronto a una estrategia de contención evitando muchos arranques, aunque ello suponga convivir para siempre con la bacteria», concluye.
Indemnizaciones…
Los representantes de los agricultores hacen hincapié en la importancia de las indemnizaciones. «En Jaén, la explotación media es de cinco hectáreas. Si te quitan tres hectáreas sin ningún tipo de compensación, los olivareros como es lógico no van a decir ni pío si detectan algún caso», opina Juan Luis Ávila.
«Las indemnizaciones son un tema muy grave ante el que las administraciones españolas no pueden andar regateando», dice por su parte Cristóbal Aguado. «Tenemos el precedente de Italia, donde la baja cuantía de las ayudas desincentivó a los agricultores a la hora de comunicar la sospecha de que sus explotaciones estuviesen infectadas y la enfermedad se extendió rápidamente con efectos devastadores».
¿Es una solución convivir con la bacteria, como se hace en Norteamérica?
Aquí también hay diferencia de opiniones. «La situación en Norteamérica es totalmente distinta a la de Europa, ya que allí no es posible la erradicación y los tipos de la bacteria y las especies afectadas son otras», sostiene Rafael Olvera, de la Junta de Andalucía.
«Por esta razón, no es posible comparar las circunstancias de nuestro continente y las de otras zonas del mundo donde está presente la Xylella, por lo que las medidas a aplicar en cada caso son diferentes«, añade.
Por contra, Juan Luis Ávila opina que «es una enfermedad que viene para quedarse» y que «nuestra referencia es California, no Apulia ni Baleares. Allí llevan más de 120 años conviviendo con la bacteria».
«La solución es aprender a convivir con ella, poner cortafuegos y estudiar muy bien los vectores… Pero los únicos que realmente pueden controlar el problema son los olivareros», resume.
Fuente del artículo: rtve.es
Dossier completo de FUNDACIONCAJAMAR.com sobre la Xylella fastidiosa Xylella, mejor prevenir que curar …
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